viernes, 9 de septiembre de 2011

Texto: LA CATEGORIZACIÓN DEL CONCEPTO MODA COMO PARTE DE LA INDUSTRIA CULTURAL



Moda. (Del fr. mode). Uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en determinado país, con especialidad en los trajes, telas y adornos, principalmente los recién introducidos.

Ese es según La Real Academia de la Lengua Española, el significado de la palabra moda pero en realidad, ¿Que es la moda?... Seguramente la cuestión es bastante mas compleja de lo que nos dice el simple significado de la palabra y este texto, bastante interesante, que encontramos mientras buscabamos una respuesta, nos da un alcance mas objetivo sobre como podemos definirla y cual es su importancia, conceptos básicos que un diseñador debería manejar o por lo menos conocer.

El estudio pertenece a Eva y Natalia Froufe, profesionales españolas de las que detallo un pequeño CV al final del post.

MEA


LA CATEGORIZACIÓN DEL CONCEPTO MODA
 COMO PARTE DE LA INDUSTRIA CULTURAL 


Las definiciones del concepto moda han surgido desde múltiples campos de estudio, lo que ha favorecido la formación de una teoría multidisciplinar del concepto, es decir, con un objeto de estudio determinado por varias disciplinas. Esta peculiaridad ha dificultado la consolidación de un cuerpo teórico entorno a la moda, de forma que todavía hoy no se puede considerar a la moda como una materia disciplinar con un objeto propio y un campo de investigación autónomo.


Consecuentemente, gran parte de las definiciones no son más que simples aproximaciones al término desde diferentes perspectivas científicas que no llegan a delimitar con exactitud la cobertura semántica del mismo.

Estas definiciones, de carácter descriptivo, se han limitado a dotar al concepto de moda de una serie de características que han ayudado a perfilarlo aunque sin llegar a definirlo dentro de unos parámetros específicos propios. Las aproximaciones al concepto moda ofrecidas por múltiples pensadores de la moda, han insistido en incluir el término vestido en la misma reduciendo, limitando y a nuestro criterio, tergiversando su significado. En sus orígenes, la moda fue definida como un fenómeno social generador y generado por la constante y periódica variación del vestido. Definiciones similares a ésta han convertido al vestido en punto de referencia obligado en la historia de la moda pero no se debe confundir con la definición del concepto. El desarrollo posterior ha obligado a ir más allá, a trascender los límites del término vestido al que únicamente puede considerarse su elemento impulsor. Inevitablemente, este confusionismo ha derivado en el empleo indistinto de los conceptos historia del vestido e historia de la moda, cuando en el segundo queda englobado el primero pero no viceversa. La identificación de moda con moda indumentaria ha sido la tónica dominante en la investigación de la moda aunque la evolución de la moda ha supuesto sobrepasar y ampliar las tradicionales dimensiones del concepto sin que ello haya servido para dotar a la disciplina de parámetros de análisis específicos para su estudio.

Después del estudio analítico de las propuestas conceptuales ofrecidas por pensadores de moda y ante la ausencia de unanimidad de las mismas, en esta comunicación se ha optado por seleccionar una definición de carácter general y descartar otras definiciones más específicas por su parcialidad.

El concepto de moda elegido es el ofrecido por el antropólogo francés Marcel Mauss, según el cual la moda es “un fenómeno social total”. Consideramos que ésta puede ser una de las definiciones de partida más adecuadas del concepto moda porque anticipa dos de los rasgos básicos de la moda:

1.       El carácter social de la moda, que se expresa en dos direcciones:

a.       El fenómeno de la moda se desarrolla siempre en el seno de la sociedad; éste es su hábitat. La moda es un reflejo de la sociedad que actúa además como indicador de los cambios que en ella se producen. Por tanto, el estudio de las diferentes manifestaciones de la moda lleva implícito el análisis y la descripción de las transformaciones socioculturales que se han detectado. Aunque debemos anticipar que la moda no se ha desarrollado en cualquier clase de sociedad sino exclusivamente en aquellas sociedades calificadas de modernas, debido a que sólo en éstas se cumplen una serie de condicionantes necesarios para permitir su evolución. El valor de lo nuevo ha sido la fuente de inspiración y el indicador del origen de la moda, tal como reconocen la mayoría de expertos en el tema. El prestigio que gozaba en esta sociedad todo lo categorizado como antiguo se ve suplantado por el prestigio atribuido a lo nuevo. Queda patente entonces que la moda está estrechamente vinculada a la modernización de las sociedades tal como reconoce, entre otros, Ana Marta González. El fenó­meno de la moda sólo puede desarrollarse en una sociedad denominada como moderna y caracterizada por el prestigio que lo nuevo adquiere en estas sociedades y que contrasta con el prestigio de lo antiguo característico de las sociedades tradicionales.

b.   El fenómeno de la moda, para ser considerado como tal, exige la participación de una colectividad. Se descarta, a priori, cualquier manifestación de carácter individual.

2.     El carácter total de la moda. Esta propiedad se aplica también en dos sentidos
Diferentes:

c.     Por una parte, la moda afecta a toda la sociedad.

d.   Por otra, la moda concierne a la totalidad del ser humano, es decir, “la moda no solamente alcanza la envoltura externa en forma de prendas de vestir y adornos, sino que alcanza a todo el ser humano”.

El carácter total de la moda impide la delimitación exacta de los límites de la expansión del fenómeno moda ya que esta se desarrolla en todos los campos hasta tal punto de que se podría llegar a hablar de la Moda Total, ya que nada escapa a este fenómeno.

Estos dos rasgos iníciales permiten realizar una primera aproximación a la definición de la moda aunque nos parece interesante introducir una característica más:

3. El carácter efímero de la moda. La evolución de la moda está limitada y determinada poderosamente por esta cualidad que acota, en cierto modo, las dimensiones del fenómeno. La duración de las diferentes manifestaciones de la moda ha sido arbitraria y variable, aunque siempre ha contado con una limitación temporal: la fugacidad. La corta duración de la moda permite diferenciarla de otros fenómenos similares caracterizados por su prolongación temporal como, por ejemplo, la costumbre.

A pesar de que no exista una moda destinada a permanecer eternamente en vigencia, la primera manifestación del fenómeno sí se realiza con este objetivo, tal como señala Simmel. Este primer intento de vigencia absoluta contrasta con la fugacidad del fenómeno y deja entrever ciertos rasgos contradictorios. A esto hay que añadir el hecho de que la fugacidad de la moda implica que ésta también esté dotada de rasgos autodestructivos, ya que se deben imponer constantemente novedades para consolidarlo.

Se concluye entonces que la moda es un fenómeno social, total y efímero con rasgos autodestructivos.

Una vez iniciada la aproximación al concepto a través de las cualidades que lo definen creemos necesario completar la tesis de Mauss con otra que delimita la cobertura semántica del concepto y la sitúa en una determinada disciplina teórica ya que hasta el momento no se ha enmarcado en ninguna. El encuadre que más se relaciona con esta investigación es el que ha proporcionado la socióloga italiana Emanuela Mora quien ha estimado que “la moda ya puede ser, considerada por derecho una parte de la industria cultural”. Mora ha optado por la definición de industria cultural ofrecida por Hirsch quien ha considerado que la industria cultural es: “un complejo sistema organizativo técnico y directivo, que transforma el contenido creativo del ingenio humano en bienes materiales y utilizables por un amplio público, que llega a conocer dichos productos mediante las campañas publicitarias y los medios de comunicación”.

La inclusión de la moda como parte componente de la industria cultural es el enfoque que parece más adecuado por varios motivos:

En primer lugar, porque define la moda con unos parámetros de estudio diferentes a los tradicionales además de mostrar una nueva perspectiva por la que se opta en esta investigación: la moda es parte de la industria cultural. Esta categorización de moda como industria cultural ha derivado en la multiplicación de estudios culturales que han visto en la moda una parte integrante del sistema cultural.

En segundo lugar, la dimensión comunicativa con la que Hirsch ha impregnado la definición de industria cultural ha condicionado su aceptación. En la definición de Hirsch queda englobada una parte del tema de esta investigación ya que señala los me­dios de comunicación y las campañas publicitarias como métodos fundamentales de transmisión.

La categorización de la moda como fenómeno social total y como parte de la indus­tria cultural por la que se ha optado en este estudio se sitúa a mediados del siglo XX, es en ese siglo cuando consideramos que la moda cumple todos los requisitos para ser de­finida dentro de estos parámetros de investigación.

En primer lugar, en ese siglo la moda puede ser definida como un fenómeno social total al difundirse por todas las capas sociales. La moda se desvincula de las capas sociales altas y pasa a manifestarse en las distintas capas que conforman la sociedad. La inclusión de diferentes capas sociales en el desarrollo de la moda ha variado a lo largo de los siglos y ha derivado en diversos estilos de propagación.

Desde una perspectiva histórica König muestra la existencia de cuatro estilos de pro­pagación de la moda, todos ellos suficientemente argumentados y delimitados tempo­ralmente. Su explicación del fenómeno, al igual que gran parte de los investigadores de ltema, toma como punto de referencia la estructura social. Ésta ha sido determinante en el estudio de la moda de tal forma que ha condicionado y modificado su desarrollo de­bido a que la tipología de la estructura social altera el proceso de difusión de la moda.

Los estilos de propagación de la moda propuestos por el citado autor son:

1.    El primer estilo de propagación lo sitúa en las culturas primitivas prehistóricas y en   las altas culturas arcaicas de Egipto, Persia, Grecia y Roma aunque se exten­dió también a la India, China y Próximo y Extremo Oriente. En estas sociedades la moda estaba ligada únicamente a las clases altas y se caracterizaba por la inmovilidad.

2.    El segundo estilo de propagación lo ubica en la Antigüedad aunque no se desarrolló hasta la época del feudalismo europeo. En este segundo estilo las clases altas continuaban siendo las pioneras en el fenómeno de la moda.

3.  El tercer estilo de propagación vinculó el Antiguo Régimen con la sociedad de principios del siglo XX. En esta época se produjo una ampliación del alcance de la moda ya que ésta no se limitaba solamente a las clases altas sino que empeza­ba a incluir en su desarrollo a parte de las clases medias.

4.    El cuarto estilo de propagación estaba determinado por la democratización radi­cal de la moda. Ello supuso que las clases altas abandonasen el papel de pioneras de la moda para dejar paso a las clases medias, ellas se convirtieron en las ver­daderas protagonistas del fenómeno.

Debido a la particular delimitación temporal del fenómeno moda a la que se ciñe esta investigación, únicamente adoptamos como referentes los dos últimos estilos. La principal diferencia respecto a los primeros reside en que están fuertemente caracterizados por ese afán democratizador que empieza a introducirse en la moda y que choca con el carácter elitista de los dos estilos precedentes.

Este análisis histórico se centra en la identificación de las clases sociales receptoras del fenómeno de la moda y apunta algunas de las pautas que la moda ha seguido en el itinerario social en las que ahora vamos a detenernos. Los sociólogos identifican varios modelos de itinerario social de la moda, diferenciados básicamente por el receptor objetivo al que están dirigidas las innovaciones de la moda:

La teoría sobre la imitación, propuesta por Spencer y traducida por la sociología moderna con la denominación de Trickle-down effect. Este modelo considera que las innovaciones en el campo de la moda se dirigen principalmente a las clases altas y las clases más bajas simplemente las imitan. Una vez que la moda se instala también en las clases bajas se lanzan otras innovaciones a las clases altas; éstas las adoptan rápidamente para diferenciarse de las inferiores o incluso las propias clases altas proponen innovaciones con el fin de distanciarse y distinguirse de las otras clases.

Este es el esquema regulador de la moda según el cual las clases altas adoptan el papel de impulsoras mientras que las inferiores se limitan a ser receptoras imitadoras. Es un modelo de difusión vertical protagonizado por las clases altas que pretende conseguir, sin lograrlo, la igualación de las clases sociales.

Simmel perfila y amplía esta teoría al afirmar que la moda está determinada por dos movimientos opuestos: el de imitación y el de diferenciación; imitación por parte de las clases sociales más bajas, y un intento de diferenciación por las clases sociales más altas. La moda no es entonces más que un mecanismo de los que se sirve la sociedad de clases para configurar y reafirmar criterios de estratificación social.

Este modelo se encuentra respaldado por otras teorías similares como:

—La “ley de propagación imitativa de arriba abajo” propuesta por Gabriel Tarde según la cual las clases superiores eran las pioneras en cuanto a la moda.
—El “consumo ostensible” propuesto por Thorstein Veblen. Se ha querido observar en este autor una ratificación de la teoría de la imitación al compartir la idea de que la moda pertenece a las clases superiores. Veblen ha sido el primero en rela­cionar el consumo de la moda con el indicador de rango en la estructura social a través de su teoría denominada la ley del “conspicuous consumption” traducida del inglés como “consumo ostensible”. Según esta teoría los integrantes de una determinada clase social alta, la clase ociosa como él la denomina, expresan su posición en la estructura social a través de diversos mecanismos, entre ellos el consumo de la moda. A pesar de que Veblen ha limitado el consumo de moda al de la compra del vestido, es obligatorio tomarlo como referencia en el estudio de la moda por la novedad de sus aportaciones al relacionar directamente el fenóme­no con la estructura social como recoge en la siguiente afirmación: “es también cierto que el gasto admitido en materia de ostentación es una característica que se encuentra presente de modo más notorio y acaso universal en lo que se refiere al vestido que en ninguna otra especie de consumo”.

Este autor asegura que el vestido ha llegado a convertirse en el mejor indicador de la situación económica y social tanto del portador como de su familia.

El segundo modelo afirma que las innovaciones de la moda han dejado de dirigirse a las clases altas para estar destinadas ahora a las clases medias. Una vez adopta­das por ellas se difunden tanto hacia las clases altas como a las más bajas.
En segundo lugar si retomamos la definición de industria cultural como “un complejo sistema organizativo técnico y directivo, que transforma el contenido creativo del ingenio humano en bienes materiales y utilizables por un amplio público, que llega a conocer dichos productos mediante las campañas publicitarias y los medios de comuni­cación” se observa que ésta sólo puede desarrollarse en un tipo de sociedad en la cual exista una producción en serie de bienes y servicios destinados a un consumo masivo al que contribuye la acción divulgadora de los medios de comunicación. Esta sociedad es la sociedad de consumo, “estructuralmente definida por la generalización del proceso de la moda”.

En el contexto de la sociedad de consumo la moda, además de poder definirse como un fenómeno social total pleno, cumple todas las premisas enunciadas en la definición de industria cultural, ya que:

—Utiliza un sistema organizativo complejo. Esta condición sólo puede darse en una sociedad industrializada o postindustrializada con una fuerte capacidad de producción.

—Se dirige al “amplio público” y abandona las elites. Circunstancia que sucede gracias a la invención de un nuevo sistema de producción en la confección denomi­nado Prêt-à-Porter, responsable de que la moda amplíe su número de consumidores. De esta forma las innovaciones en el campo de la moda ya no están dirigidas a una élite sino a las clases medias. La moda deja de estar destinada a un reducido sector social y amplía su público objetivo.

—Precisa de las campañas publicitarias y de los medios de comunicación para su transmisión y divulgación hasta tal punto que las propias campañas de comunicación se transforman en el factor decisivo de la expansión del fenómeno de la moda.

Por tanto, la definición de moda a la que se ha decidido ligar esta investigación so­lamente se llega a cumplir en una sociedad denominada como sociedad de consumo. La democratización de las sociedades con la consecuente desaparición del antiguo sistema de clases y la movilidad entre ellas, dio lugar a una sociedad muy diversificada y diná­mica que anuló múltiples necesidades inherentes a las clases sociales. La moda, como fenómeno social, contribuyó a la igualación social a la que se asistía, y no hizo más que trasladar a su campo de actuación las transformaciones que en la sociedad se estaban sucediendo.

NATALIA Y EVA QUINTAS FROUFE


Eva Quintas Froufe (Maceda, Ourense, 1982)
Becaria predoctoral del Departamento de Derecho Público Especial, Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad de Vigo. Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas (2004) y en Comunicación Audiovisual (2007) por la Universidad de Vigo.

Natalia Quintas Froufe (Maceda, Ourense, 1980)
Doctora en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Vigo. Profesora  ayudante del Departamento de Comunicación y Psicología Social de la Universidad de Alicante.


Follow my blog with Bloglovin 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...